El día que Bergoglio le avisó al canillita que no le llevara más el diario porque lo eligieron Papa

El fallecimiento del Papa Francisco conmueve al mundo. Más allá de la figura global del Sumo Pontífice, una historia personal, conmovedora y cotidiana, emerge de la vida del ex Arzobispo de Buenos Aires. La de la entrega diaria de un ejemplar del diario La Nación a su puerta, un ritual que se extendió por años, y que un humilde kiosquero recuerda con emoción y admiración.

Luis y Daniel Del Regno, padre e hijo y propietarios del kiosco ubicado en Hipólito Yrigoyen al 478, fueron los encargados de llevar a Jorge Mario Bergoglio su diario cada mañana, desde 1997 hasta su partida a Roma en febrero de 2013.

La rutina diaria, que incluía el cuidado meticuloso de las entregas y charlas breves, plasmó un vínculo especial entre el futuro Papa y el humilde kiosquero.

“Los domingos a las 5:30 pasaba por el kiosco, compraba La Nación, charlaba unos diez minutos y se tomaba el colectivo 28 para ir a Lugano a dar mate cocido a chicos, a gente enferma”, relata Luis Del Regno, describiendo el simple acto que lo une a la figura del ahora Papa. La imagen del Papa en su cotidianidad, lejos de la grandeza, lo acerca al pueblo argentino, un simple gesto de amabilidad.

La noticia del viaje a Roma, y la posterior elección papal, llegó con sorpresas y lágrimas. Daniel Del Regno, hijo de Luis, recuerda con emoción la conmovedora llamada telefónica de Bergoglio anunciando la suspensión de los diarios: “Hablamos de un detalle, que hace un mes sabíamos del viaje. Las palabras que le dije fueron: ‘Jorge, ¿vas a agarrar la batuta?’, y él contestó: ‘Eso es un fierro caliente, nos vemos en 20 días, vos seguí tirando el diario’”. Y bueno, después…. Es historia conocida”, sostuvo.

“Le dije que se cuidara, que lo iba extrañar, que le mandaba un beso grande y le pregunté si existía la posibilidad de verlo de vuelta alguna vez. Me dijo que de acá a un tiempo eso va a ser muy complicado, pero que siempre iba a estar presente”.

Finalmente, Francisco le pidió que rezara por él.

El legado humano del Papa 

La historia destaca la faceta humana de un líder mundial, un hombre sencillo que supo valorar la amabilidad y el cariño cotidiano.

La sencilla entrega de un diario se convierte en un símbolo del vínculo entre el Papa Francisco y su pueblo, un recordatorio de que incluso la grandeza se alimenta de pequeños gestos.

El kiosco, ahora, guarda el legado de un hombre que, incluso desde la cima del poder, mantuvo la humildad y el afecto por sus orígenes.

Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.