En territorio bonaernese existe una tradición que no es ley pero sí respetada históricamente desde el regreso de la democracia que ordena que los organismos de control y de la Constitución provincial estén manos de la oposición. Cuando a Vidal le tocó gobernar, copó esos lugares con oficialistas, pero ahora que es oposición exige los cargos. Los detalles.