El presidente Javier Milei volvió al “nido de ratas” -como calificó al Congreso en la primera parte de su gestión-, a inaugurar un nuevo período de sesiones ordinarias, pero esta vez su discurso fue sin insultos, más mesurado, y sólo recibió aplausos sostenidos, ya que por primera vez desde 1983, no concurrió buena parte de la oposición.
Así es: Milei se sintió eufórico y a sus anchas. Todo el auditorio era oficialista o afín.
Hasta la prensa acreditada tuvo dificultades para registrar las alternativas de la sesión, ya que no se le permitió -como fue siempre- ubicarse en el palco de periodistas. Y los reporteros gráficos fueron solo los oficiales.
Su discurso pareció un acto para felicitarse por “liderar el mejor gobierno de la historia argentina” y criticar al peronismo, a cuyo bloque, Unión por la Patria, llamó “Unión por la plata”.
Y hasta anticipó el incremento de legisladores de La Libertad Avanza luego de las elecciones de octubre: “Imagino que esta zona se va a poner un poquito más violeta”, dijo, en relación al color partidario de LLA.
Su asesor estrella y virtual premier, Santiago Caputo, diagramó todo el acto institucional: desde que Milei salió desde la Casa Rosada (ahora lo ocultan para que las cámaras de la televisión no lo puedan divisar) hasta su llegada al Congreso, en el que las imágenes de la cadena nacional no registraron el saludo con la vicepresidenta Victoria Villarruel, con quien está enemistado y enfrentado.
Hasta tuvo un calculado entredicho con el diputado radical Facundo Manes, muy festejado por el oficialismo. Aunque ya fuera del recinto, el tema se les fue de las manos.
Asimismo, si bien el presidente agradeció y mencionó a cada uno de sus ministros, fue más enfático en elogiar al de Economía, Luis Caputo, a quien llamó “coloso “, como suele decirle a Federico Sturzenegger, de Desregulación, al segundo que destacó.
El tercero fue Manuel Adorni, el vocero presidencial, quien escaló posiciones raudamente para llegar a ser el alfil de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, a quien extrañamente solo una vez mencionó en su discurso de una hora y 12 minutos.
Como se esperaba, el jefe de Estado hizo mención al espantoso crimen de la niña Kim, de siete años, y pidió bajar la edad de inimputabilidad y reformar el Código Penal.
Y ahí aprovechó para decirle a quien aparece hoy como su principal rival político, el gobernador peronista Axel Kicillof, que no tiene “nada para conversar” mientras sostenga que los “delincuentes y asesinos son víctimas del sistema”.
Nuevamente, le reclamó al gobernador Kicillof que “se corra del camino” si no “abandona la visión abolicionista”.
Otro capítulo aparte fue la presencia de los cuatro ministros de la Corte Suprema, los tres estables y el que se sumó el jueves, Manuel García-Mansilla, tras el decreto en comisión del Poder Ejecutivo.
Las pocas veces que la cámara oficial registró a los magistrados, se los vio muy serios y sin hablar entre ellos, salvo Ricardo Lorenzetti, quien aparece como ganador con el ingreso de nuevos jueces a la Corte, ya que es próximo a Milei y está distanciado del presidente del máximo tribunal, Horacio Rosatti y de su par Carlos Ronsekrantz .
No se lo vio a Ariel Lijo, el otro incluido para integrar la Corte, pese a que desde la Casa Rosada se había deslizado que tenía una silla asegurada al lado de Rosatti.
Por último, el primer mandatario evitó hablar del escándalo por promover invertir en la empresa de criptomonedas $Libra, aunque una referencia pareció mandarle a quienes lo critican: “Vengan a hablar de estafa piramidal”
Y el final fue de lo mejor, para el murmullo de todos: Miei pareció terminar su discurso. Pero no era así. Ahí sí se dirigió a su vice, para decirle: “No terminé. No te apures”.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente: https://mendozatoday.com.ar/2025/03/02/una-asamblea-con-infima-asistencia-opositora-y-un-presidente-euforico/